Querido Académico:
Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones y que vengas con las pilas cargadas porque este curso promete.
Como hay que ponerse manos a la obra he decidido que deberíamos dar un repaso al imperativo. ¡Hay tanta gente que lo utiliza mal!
Está el mítico: pasaRlo bien.
Situación viernes a las 22:30: -¿Te vienes al final a las copas?
-No puedo! PasaRlo bien (cuando debería ser: pasaDlo bien).
Siempre hay alguna amiga que intenta recordar que no se dice así y se dice PASADLO pero la susodicha cada vez que ponga la frase seguirá diciendo PASARLO. No hay remedio. Y en el fondo ya hasta te hace gracia!
Luego está el típico:
-Venga, veniros! Cuando se debería decir: veníos, ¿no?
Y por último, uno que me costó mucho aprender y que al principio, cada vez que lo usaba, me sonaba rarísimo:
En vez de iRos lo correcto es iDos.
Me estoy acordando del famoso ‘si me queréis irse‘ de la gran Lola Flores.
Pues eso, en tono imperativo, contéstame pronto que estamos ansioso de tus lecciones!
Un beso
Carmencita
Querida Carmencita:
Sí, he disfrutado mucho de mis vacaciones y vengo, como podrás ver por esta respuesta tan larga, con muchas ganas para este curso. Espero que tú también hayas disfrutado mucho.
Me alegra empezar con el imperativo porque es un tema muy interesante y es verdad que a veces no lo utilizamos del todo bien, aunque, como siempre, todo tiene su explicación.
En primer lugar, lo de decir ¡Pasarlo bien! en vez del correcto ¡Pasadlo bien! es muy típico. Este uso se puede deber a que otras formas relacionadas con dar una orden se construyen con el infinitivo, que es la forma acabada en –r: «A comer» o «Tienes que comer» o «Hay que hacer eso». Es parecido al uso de empujar o tirar en los carteles las puertas de las tiendas.
También el uso de la –r final podría deberse a que es más fácil pronunciar una –r final que una –d (muy pocos pronunciamos bien la –d final de Madrid, por ejemplo) y más cuando detrás hay un pronombre, como en pasadlo. Fíjate que, por ejemplo, en español espalda viene de espatula (que es como llamaban a los omóplatos en latín), lo cual por evolución normal habría dado espadla, pero como era difícil de pronunciar se empezó a decir espalda y así se quedó. De hecho, por ejemplo en el Quijote se puede ver esto en el imperativo, como en «pedilde perdón» en vez de «pedidle perdón»
Por tanto, aunque lo correcto es decir «Pasadlo bien», está justificado que la gente lo evite.
Luego, lo de veniros es también muy típico. Lo lógico habría sido venidos juntando venid con os, pero en español es muy típico que se pierda la -d- entre dos vocales (como pasa en «Se ha enfadao», por ejemplo) y se tiene veníos. Lo que no es tan fácil es que se pierda una –r- entre vocales y, por tanto, el que usa el imperativo como venir, en vez de como venid, es normal que diga veniros. Como curiosidad diré que en una novela que estoy escribiendo el protagonista, que es un friki de la gramática, decide no empezar con una chica porque en un whatsapp ella le pone «Veniros» en vez de «Veníos» para invitarle a él y a una amiga a una fiesta. Pero bueno, no he venido a hablar de mi libro, así que sigamos con el imperativo.
Solo hay una excepción a lo de veníos y es el verbo ir. Siguiendo la norma, debería ser íos, pero suena fatal, suena a actualización del iphone, así que se mantiene la –d-: idos. Seguramente porque idos es igual que el participio, la gente lo evita y suele decir iros.
Una de esas formas de evitar el idos podría ser lo de «si me queréis irse», pero la cosa es que en Andalucía y en algunos otros sitios es común usar el infinitivo y pronombre de tercera persona, se, para el imperativo: irse. Mi abuela, sin ir más lejos, para que nos sentemos a comer dice «¡Sentarse!». Es incluso posible oír «¡Irsen!», lo cual es muy bonito porque se añade una –n final típica de otras formas de tercera persona del plural como dicen, dijeron, dirán, dirían, etc. Algo parecido pasa en los casos del pasado como dijistes, donde se pone una -s final para una segunda persona del singular como pasa en las demás formas (dices, dirás, dirías, dijeras, etc.). Y también pasa en el imperativo de algunos verbos como en «¡Oyes, hazme caso!» en vez de «¡Oye, hazme caso!» o en «¡Ves ahí!» en vez de «¡Ve ahí!».
Otra cosa que se oye, aunque menos, es lo de «¡Váyasen!» en vez de «¡Váyanse!», cambiando el lugar de la n. Yo siempre me acuerdo de esto cuando veo furgonetas de la empresa Salvesen. Y también está el «¡Se sienten, coño!» que no sé si es porque Tejero se comió el que («¡Que se sienten, coño!») o si es porque cambió el pronombre se de sitio («¡Siéntense, coño!»).
Otra cosa interesante es que en general solo hay formas del imperativo especiales para la segunda del singular y la segunda del plural (di, decid), pero hay un verbo que tiene forma especial para la primera persona del plural (nosotros). ¿Se te ocurre cuál puede ser?
Una última curiosidad es que aunque no hay forma oficial para el imperativo pasado, porque no tiene sentido dar una orden para algo pasado, sí que hay una expresión que se asemeja, como es la del infinitivo compuesto, es decir, la de casos como «¡Haberlo dicho antes!» o «¡No haber venido!».
Dejo para otra ocasión, que creo que por hoy ya me he pasado y es imperativo no extenderse demasiado, lo de cómo escribir las formas dígannos y digámoselo, por ejemplo.
Y esto es todo. Espero no haberte asustado con tanto imperativo, Carmencita.
Un beso.
El Académico