Nuevo FOD (fallo ortográfico descarado)… ¡Y eso que la tienda es impresionante!
Aunque alguna vez la RAE (diccionarios de 1843 y 1852, por ejemplo) ha admitido tí con tilde, lo correcto es ti, como ya se ha dicho aquí alguna vez.
Nuevo FOD (fallo ortográfico descarado)… ¡Y eso que la tienda es impresionante!
Aunque alguna vez la RAE (diccionarios de 1843 y 1852, por ejemplo) ha admitido tí con tilde, lo correcto es ti, como ya se ha dicho aquí alguna vez.
Sobre el presunto suicidio del fiscal Nisman en Argentina, se está diciendo en periódicos como El Mundo o el ABC que se descarta la intervención de terceras personas en su muerte:
Pero, si en el suicidio se supone que solo habría intervenido él, ¿quiénes serían las segunda personas?
Según los diccionarios, una tercera persona o un tercero es más o menos el que interviene o media entre dos por algún motivo. Aquí solo había una persona.
Es curioso que la RAE, a pesar de la definición que da en el diccionario, cuando habla de las cookies de su página, se refiere a las propias y a las de terceros:
¿Qué opináis vosotros? ¿Alguien tiene alguna idea de si terceros o terceras personas se utiliza judicialmente incluso en casos de supuesto suicidio? ¿Se podría decir segundas personas o segundos? ¿O habría que decir que no intervino una persona externa?
Duda planteada por Silvia. ¡Gracias!
El artículo el que usamos al decir el agua no es el mismo que usamos al decir el perro.
Cuando decimos el agua en vez de la agua no utilizamos el artículo el masculino, sino el antiguo artículo femenino ela (de illa en latín), con la a elidida o apocopada: el’ agua.
Por cierto, la rayita que representa que falta una letra no se llama apóstrofe, sino apóstrofo.
Aunque bíceps es una palabra llana terminada en -s, se debe tildar.
En el cole se aprende que las palabras llanas terminadas en n, s o vocal como examen, crisis o perro no se tildan. Sin embargo, las palabras llanas que terminan en doble consonante como bíceps sí que se tildan, aunque termine en s. Así pues, palabras como tótems o wéstern, se tildan a pesar de ser llanas terminadas en n o s.
El pronombre se de El regalo ya se lo di no procede de un se latino, sino de illi.
Se lo en latín era illi illud (‘a él lo’). Esta secuencia dio por evolución fonética algo como elielo, que pasó a gelo y luego a se lo. Cuando illi aparecía sin otro pronombre detrás dio le. Por eso solo tenemos se cuando aparecen los dos pronombres (El regalo ya se lo di), pero le cuando este aparece solo (Le di el regalo).
En cambio, el se de Se peinó procede directamente de un pronombre se que ya existía en latín.
Ir es el único verbo que, sin ser de la primera conjugación, tiene -ba- (iba) y no -ía- (como corría) en el imperfecto.
Los verbos de la primera conjugación como amar forman el imperfecto con –ba-, como amaba. Los de la segunda y tercera como correr o salir lo forman con –ía- como corría o salía. La única excepción es ir, cuyo imperfecto se forma con -ba- (iba). La explicación es que la -b- entre las vocales (í y a) se perdió en la segunda y la tercera conjugación (pasó algo así como corriba > corría), pero no entre las dos aes de la primera, que se quedó en amaba. Tampoco el verbo ir perdió la -b- y se quedó con iba.
También es excepción ir en el uso imperativo con pronombre os en el caso de idos (preferible a iros) donde la -d-, igual que pasa con la -b- de iba no se pierde: ¡Idos de aquí! En cambio en otros verbos esta d se pierde: ¡Marchados de aquí! > ¡Marchaos de aquí!; ¡Salidos fuera! > ¡Salíos fuera! En el español antiguo existió un íos, pero ahora ya solo los iPhones tienen iOS.
El futuro del español (amaré) procede de la unión del infinitivo del verbo (amar) con el verbo haber.
Antiguamente, para expresar el futuro se usaba el infinitivo junto con el verbo haber como en amare habeo (‘amar he’). El significado original era el de obligación, como el de ahora de he de amar. De las formas del español medieval amare he, amare has, etc. se pasó a los actuales amaré y amarás.
Ir es el único verbo que tiene una forma especial para el imperativo de nosotros: vamos.
Mientras con el resto de verbos para dar una orden a nuestro grupo utilizamos la misma forma que el subjuntivo (comamos, bebamos), con el verbo ir tenemos dos opciones: vayamos y vamos. La diferencia entre ellas es que vamos solo sirve para el imperativo. Así, decimos tanto ¡Comamos! como Quiero que comamos y tanto ¡Vayamos al cine! como Quiero que vayamos al cine. Sin embargo, aunque podemos decir ¡Vamos al cine!, no podemos decir Quiero que vamos al cine. Ningún otro verbo tiene estas dos formas. Que vamos es una forma imperativa, por cierto, se ve en que puede ir con pronombre detrás: ¡Vámonos!
Las formas fuera y fuese no siempre son intercambiables.
Aunque hay pocos casos, los hay. Normalmente podemos intercambiar ambas formas como en Si yo fuera rico o Si yo fuese rico. Y por eso estudiamos este tiempo como fuera o fuese. Pero hay casos en los que no suena tan bien poner la forma en -se. Por ejemplo, se puede decir Pudiera ser así, pero no suena tan bien Pudiese ser así. Tampoco ¡Qué más quisiera yo! se puede sustituir por ¡Qué más quisiese yo! Igualmente se puede decir No quisiera perderme el concierto, pero suena raro No quisiese perderme el concierto. Tampoco se pueden intercambiar en el uso de la forma en -ra como indicativo (ya sea en el original pluscuamperfecto o en el perfecto simple), como en Llegó el que fuera presidente de Francia, o en el uso como condicional, como en otro gallo le cantara.
La hache permitía saber si los símbolos v y u representaban una vocal o una consonante.
Antiguamente no estaba fijado si la u y la v representaban la vocal u o la consonante uve. Poniendo la hache se sabía que la letra era la vocal. Así, por ejemplo, si se tenía uelo, poniendo la hache (huelo) se sabía que la u era una vocal y, por tanto, que era la forma del verbo oler y no velo. Este uso aclaratorio de la hache explica por qué palabras emparentadas con las que llevan hache, pero que no empiezan por ue se escriben sin hache, como en el caso de ovario (pero huevo), oler (pero huelo) u orfanato (pero huérfano).
La preposición so se usa aún en algunas expresiones.
So procedía de sub en latín y significaba ‘bajo’. Aunque es verdad que ya no se utiliza como una preposición normal, aún quedan restos de ella en expresiones como so pena de o so pretexto de. No se debe confundir con la que aparece en «So, caballo», en la que es una interjección. Tampoco es la misma que el so que aparece en so tonto. Aquí so es un adverbio que procede de seó, que, curiosamente, a su vez procede de señor.
En español existió un cúyo con tilde para preguntar de quién es algo.
Antiguamente existía un cúyo con tilde que servía para preguntar de quién era algo, como whose en inglés. Por ejemplo, Calderón de la Barca en A María el corazón dice «¿Pues cúyo es tu corazón, que no es tuyo?», queriendo decir «¿De quién es tu corazón?».
Y no os perdáis las próximas curiosidades:
¿Qué peculiaridad tienen las palabras pasado, presente y futuro?
¿Por qué se llaman esdrújulas las palabras esdrújulas?
¿Hay más preposiciones además de las que todos sabemos recitar?
¿Por qué usamos la s para el plural?
¿Cuántas palabras femeninas terminan en -o?
Hola, Carmencita:
Ya echaba de menos tus preguntas. Nuevamente sacas a colación un tema algo polémico, como es el de los topónimos o nombres de lugar en zonas con lenguas cooficiales en España.
La respuesta rápida es que si estás hablando en castellano puedes usar perfectamente Gerona, de la misma forma que usas Londres.
Ante este tema la nueva Ortografía de la RAE dice que siempre que haya dos formas posibles hay que usar la de la lengua en la que estemos hablando. Es decir, que si tenemos Gerona y Girona y estamos hablando en castellano lo recomendable es decir Gerona. Sería raro usar la forma de otra lengua teniendo la posibilidad de decirlo en castellano. Es lo mismo que en el caso de topónimos extranjeros, donde usamos un nombre adaptado a nuestra propia lengua (o exónimo), como cuando decimos Londres en vez de London. Gracias a esto podemos evitar caer en errores de pronunciación. Los hablantes de castellano que no son hablantes de catalán no estarán familiarizados, por ejemplo, con el sonido de la g de Girona (fricativo posalveolar sonoro, similar a como pronunciamos la y en adyacente) y podrían pronunciarla como una ll o y del castellano. Otro error típico por pronunciar un nombre no castellano es, por ejemplo, llamar [jiúston] a la calle Houston de Nueva York igual que como llamamos a la ciudad de Tejas/Texas (pronunciado siempre [téjas] no [téksas]), en vez de [jáuston], que es como en verdad se dice.
En cualquier caso, no es demasiado coherente que alguien se enfade por que usemos Gerona en vez de Girona, igual que no lo es que un inglés que nos oiga hablar en castellano se enfade por que digamos Londres en vez de London. Pero, como siempre recomiendo, si estáis hablando con alguien a quien le pueda ofender, no cuesta nada decir Girona, tratando incluso de esforzarnos en pronunciar la g como la y de adyacente. Yo he vivido correcciones por ambos lados, me han corregido por decir Gerona y me han corregido por decir Girona, así que estoy curado de espanto. También es recomendable, por cierto, decir [miámi] y no [maiámi], siguiendo la pronunciacióin original de la tribu algonquina de los miamis y no la de los ingleses.
En conclusión, cuando hablemos en castellano, es recomendable decir Gerona igual que decimos Londres.
Pero, ¡ojo al parche!, como bien se explica en este artículo, en el caso de los textos oficiales se debe usar el nombre oficial, que es Girona a partir de la resolución del BOE de 1992, resolución por la que entre otras cosas pasamos a ser testigos del cambio de GE por GI en las matrículas de los coches. En relación con esto, es curioso que de acuerdo con la regla de la oficialidad en los textos oficiales habría que escribir, por ejemplo, Comunitat Valenciana o Illes Balears. En la página 74 de este pdf tenéis un mapita con todos los nombres oficiales. Eso sí, yo supongo que en los textos oficiales habrá que decir Londres cuando estemos hablando en castellano y no London. Menos mal que en los últimos años la RAE está tratando de «facilitarnos» el uso de topónimos a base de adaptar la forma de estos a nuestra normas ortográficas. De ahí lo de Catar en vez de Qatar, por ejemplo.
Así que, Carmencita, puedes usar Gerona con toda tranquilidad y si alguien se ofende puedes explicarle lo dicho aquí o cambiar a Girona para evitar discusiones. Si quieres discutir, puedes decir: «Toma Gerona, pastillas de goma».
Feliz año, igualmente.
Un saludo.
El «Académico»
Hola, Académico:
Me he relajado, lo reconozco.
Pero ya me he puesto y teclado en mano te lanzo una de las preguntas que conjuntamente dos de tus seguidoras me han enviado.
Vamos a ver, ¿cómo se escriben los topónimos?
Para los que no lo sepan, según nuestra querida RAE, topónimo es»Nombre propio de lugar’.
Si escribo un escrito al ayuntamiento de ¿Gerona o Girona? ¿Cómo hago?
Yo pondría Gerona por la misma razón que si me refiero a la ciudad en la que vive media España, digo Londres y no London (a no ser que vaya de flipada).
¿Cómo hacemos en estos casos?
Seguro que esta es fácil para ti!
Por cierto feliz año 2015 y mucha gramática para todos!!
Carmencita