Yo no soy poetisa, soy poeta

Hola, Académico:

No me regañes, ya sé que llevo mucho sin preguntarte más allá de un #gramatuit. ¡Perdóname!

Hace ya unas semanas en mi afán por detectar casos raros, me aventuré y corregí a mi cuñada María:

-Mery, es poetisa no poeta 🙂 (siempre una intenta suavizar la forma de decirlo, pues aunque se haga con la mejor de las intenciones, puede ser un tema espinoso ese de la crítica constructiva).

María, muy segura y con una sonrisa (así me la imagino yo y con razón) me dijo:

-No, Carmencita, están admitidas las dos.

¡Menuda sorpresa! Así que me puse a leer y el resultado me sorprendió aún más.

Las poetisas de hoy quieren ser poetas. Tal cual.

Y hay corrientes en torno a esta idea.

¿Las conoces?

A mí me tiene alucinada esta de las antipoetisas. ¿Acabaremos diciendo poeto y poeta?

Dicen que eso ha pasado con la palabra modista y modisto.

Estoy muy intrigada y públicamente pido disculpas a mi cuñada 🙂

Gracias Mery por alumbrarme y Académico, espero tu respuesta.

 

 

 

 

Ojalá que llueva café en el campo… (Respuesta)

Pregunta

Hola, Carmencita:

Has dado con el interesantísimo tema de los verbos meteorológicos. Que lo hayas hecho a través de Yorokobu (en japonés ‘estar feliz’) no me extraña: es de esos sitios que siempre sorprenden.

Sobre los verbos meteorológicos se ha escrito mucho en gramáticas y en artículos y libros de lingüística. Lo primero que sorprende de ellos es que en lenguas como el español verbos como llover generalmente aparecen sin sujeto (Llovió y no Él llovió) y con el verbo en singular (Llovió y no Llovieron). Por eso es normal que te sorprendiera que llovieran ranas y renacuajos, no solo por el hecho en sí, sino porque el verbo llover apareciera en plural.

Ante esto, lo normal es que surjan al menos dos preguntas: ¿por qué generalmente usamos el verbo llover en singular? y ¿por qué se puede usar en plural?

La respuesta corta es que todo depende de lo que tomemos por el sujeto: si es algún elemento impersonal atmosférico (que generalmente no se expresa) o si es lo que cae como lluvia. En el primer caso tendremos el verbo en singular (Ayer llovió) y en el segundo podemos encontrarlo en plural si lo que cae son muchas cosas (Ayer llovieron piedras). Ambas construcciones se consideran correctas. Pero voy a entrar en más detalle, que hay muchas curiosidades relacionadas con estos verbos.

En español, cuando decimos Llovió, no parece haber un sujeto (de ahí que las oraciones con verbos como llover se consideren impersonales). Pero algunos autores afirman que sí lo hay. Para eso se fijan en lenguas como el inglés o el francés donde sí que se ve un sujeto. En It rains o Il pleut los pronombres it e il son el sujeto que concuerda con el verbo. Lo cierto, no obstante, es que a primera vista parece que estos pronombres no significan nada aquí, simplemente parecen rellenar la posición de sujeto (algo obligatorio en estas lenguas: en español se puede decir Llegó, pero, por ejemplo, en inglés no se puede decir Arrived; habría que decir He/She arrived). Como se limitan a rellenar, estos sujetos se llaman expletivos (del latín explere ‘rellenar’). Pero algunos autores van aún más lejos y defienden que estos sujetos sí que significan algo. Más o menos dicen que esos pronombres se refieren a nociones espacio-temporales, como si it en It rains se refiriera al lugar en el que llueve, pudiendo parafrasearse el ejemplo por algo como ‘este lugar llueve’.

En español se dice que, aunque no se vean estos pronombres, sí que hay un elemento similar. Y que en Allí llovió mucho, allí podría ser el sujeto. Esto se ve claramente en lenguas como el samoano donde un nombre de lugar como Apia puede concordar con el verbo correspondiente a llover, pero a mí no me convence mucho para el español. Me parece algo más convincente que, como decía el gramático y poeta Andrés Bello, el sujeto sea algo como el tiempo o la atmósfera.

Una prueba de que el sujeto tiene significado es que este puede expresarse con un elemento más preciso o complejo que it (lo cual le quita impersonalidad al asunto y le da algo más de significado). Así, hay lenguas como el kiowa (hablado por una tribu india de Oklahoma) donde la construcción se forma en plural (como si dijéramos Llueven). Además, en lenguas como el alemán o el holandés, no solo se puede usar un sujeto similar a it, sino que también en el habla coloquial se puede usar un demostrativo (como este en español). Curiosamente, cuando se usa el demostrativo, se expresa disconformidad con el fenómeno meteorológico en cuestión, es decir, se expresa que molesta el hecho de que llueva. De manera parecida, en este artículo se dice que en islandés, si en vez de usar el pronombre similar a it, se usa el pronombre similar a he (hann), con un verbo como llover, lo que se hace es mostrar enfado ante el hecho de que llueva, como claramente se puede deducir de la traducción que se da en este ejemplo:

islandés

En el artículo se sugiere que el uso de un pronombre de persona como hann se puede deber a que el que dice esto necesita a alguien de quien quejarse o a quien echar la culpa.

En español, precisamente, aunque no se ve ningún pronombre de este tipo (salvo en el habla popular dominicana donde pueden decir algo como Ello está lloviendo), sí se pueden encontrar casos en los que se expresan los culpables de que llueva. En español antiguo, por ejemplo, algún dios podía ser el causante de la lluvia. Como muestra la Gramática de la RAE, en el Quijote se puede encontrar un ejemplo como Si él es Júpiter y no quisiese llover, yo que soy Neptuno […] lloveré todas las veces que se me antojare. También el causante de la lluvia puede ser el cielo o una nube. Y si son varias nubes podemos encontrar el verbo en plural, como en las nubes llovieron el rocío (ejemplo de Lope de Vega). Yo mismo en una de mis poesías uso esta construcción (aunque sin que la nube llegue a llover):

te marchaste2

En otros verbos como amanecer es más fácil o natural tener un sujeto. Se puede decir Amaneció, pero también El día amaneció nublado. En el español antiguo Dios podía amanecer, en el sentido de hacer que amaneciera, como en Amanecerá Dios y medraremos del Quijote. Hasta en el español actual una persona puede amanecer, en el sentido de despertarse de una manera: Juan amaneció contento.

Hasta ahora hemos visto, pues, que el verbo llover se usa generalmente en singular porque el sujeto, sea el que sea y si es que se considera que lo hay, se entiende como una sola cosa. Pero si los culpables de la lluvia son varios, hemos visto que el verbo podría aparecer en plural como en llovieron los cielos su rocío (ejemplo también de Lope de Vega).

Aun así, existe otra construcción con el verbo llover, que es justo por la que preguntabas, Carmencita: la de Llovieron ranas y renacuajos. Cuando se indica lo que cae del cielo (a modo de lluvia), eso que cae se entiende como el sujeto y, por tanto, concuerda con el verbo. Así, pueden llover ranas y renacuajos o café, como decías citando a Juan Luis Guerra, pero también pueden llover sapos, culebras y piedras, como en la canción Atrapados en azul de Ismael Serrano. Y, también, si no me equivoco, puede llover el amor hasta mojar (según Aleks Syntek y Ana Torroja). Estas construcciones pueden parecer raras, pero no es tan raro que lluevan ofertas, insultos, golpes o, como me salió justo ayer leyendo La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza, que a alguien le lluevan los encargos, si es eficiente. En todos estos casos el sujeto es lo que cae desde arriba (ya sea de manera real o metafórica).

No es raro que en español se pueda interpretar como sujeto el complemento de una oración. Es lo que pasa cuando decimos Se venden pisos en vez de Se vende pisos o cuando la gente dice Habían muchas personas en vez de Había muchas personas. Al no haber otro sujeto a la vista, se entiende que el sujeto es el complemento y se hace la concordancia con el verbo.

Aunque en el caso de Habían muchas personas la concordancia no se considera correcta, en Llovieron ranas sí. Es la misma concordancia que hay en Cayeron ranas o Gotas caen (como afirmaba el chiste que se decía llover en alemán). Así, lo que cae puede ser el sujeto, pero no lo que hay o había. La diferencia se ve en que se puede decir llovidas las ranas o caídas las gotas, pero no habidas las personas.

Pero eso ya es para nota, Carmencita. Lo importante es que espero que a partir de ahora, aunque te sorprenda que lluevan animales, aerolitos, sangre o vino (ahora que empiezan los sanfermines), por lo menos no te sorprenda que el verbo llover aparezca en plural.

Por cierto, efectivamente se dice meteorológico y no metereológico. Meteoro significa ‘elevado en el aire’ a partir de meta- (‘en medio’) y aeirein (‘elevar, alzar’) en griego. No sé si lo de metereológico se dirá por influencia de etéreo o porque es más fácil pronunciarlo, pero mucha gente lo dice así.

Y esto es todo. Como siempre, si tú, Carmencita, o alguno, tenéis alguna duda, no os quedéis con ella. ¡Que lluevan las preguntas y los comentarios!

Un abrazo.

El Académico