Los odios del «Académico»

Hola, Carmencita:

Lo primero que he pensado cuando me has hablado de odios es que yo no tengo ninguno. Ya sabes que yo, como lingüista teórico, lejos de odiar a la gente que supuestamente habla mal o a los listillos de la lengua, me intereso por sus desviaciones y trato de buscarles una explicación. Por ejemplo, me pregunto por qué se dice a grosso modo y no de grosso modo o por grosso modo.

Tampoco llego a odiar a los que hablan en otra lengua para que no me entere. Yo soy de los que cree que, si alguien no quiere que me entere de algo que está diciendo de mí, es mejor que no me entere, igual que es mejor que ese alguien no sepa lo que opino de él en la secreta lengua de mi pensamiento.

Se va acercando más al odio lo que siento por los que miran mal cuando usamos una expresión correcta o demasiado culta. Me han llamado tantas veces pedante por eso…

Y es que, ahora que lo pienso, ¡qué narices!, aunque soy el Académico, y debería estar por encima del bien y del mal, es verdad que tengo algunos odios.

Odio, sobre todo, a los que responden sin explicar y corrigen sin saber muy bien por qué es así la cosa. Cuando las cosas se explican bien se entienden y se recuerdan mejor. Ese es mi objetivo al escribir en Gramática para Carmencita: explicarlo todo.
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Mis odios parte I: Los listillos

Hola, Académico:

Entre la entrevista y la euforia… Te tengo abandonado.

He decidido escribir sobre uno de mis grandes odios en lo que a ‘hablar y gramática’ se refiere.

Voy a emular a los blogueros de moda que siempre publican una entrada sobre ‘odio cuando….’

Pues aquí van los míos y todos giran alrededor de los listillos de la lengua.

Odio cuando alguien te mira mal porque has dicho imprimido. Puedo leer cómo está pensando: ‘Se dice impreso… ¡tonta!’.

Odio la gente que utiliza latinismos y los emplea mal. Si no estás seguro, no los uses. Menos es más.

El caso más típico de ir de listillo y en el que se evidencia el peor ego (y ya de paso falta de cultura) es Motu proprio. No es De motu propio (en este caso solo se ha acertado con el motu), no es tampoco Motu propio. Te has aproximado más y la cara del listillo de turno es victoriosa. Pero sigue estando mal.

Si no lo sabes emplear, no lo uses. No es necesario.

Odio cuando dices anduve y la gente te mira mal e incluso te pone caras de: ¿En serio dices anduve? ¡Qué pedante!

Odio la gente que dice tresgiversar… Y muchos son periodistas. No digo más.

Odio leer los días y los meses con la inicial en mayúscula. ¿Nos vemos el Viernes? ¿Te vas en Julio de vacaciones? Estamos en España y no se escriben así.

Odio cuando la gente habla en otro idioma bien sea para dárselas de listillo bien sea para contar algo ‘secreto’ (uhhh, secreto). Lo primero cada vez es más común e inevitable y muchas veces la gente lo hace sin darse cuenta. Lo segundo cuando es para que los demás no se enteren, es de mala educación y además… salvo que hables en suajili, es muy probable que la gente se entere porque inglés ya habla mucha gente, francés aussi y chinos hay por todos lados.

Odio decir una palabra bien o una expresión culta y que la gente encima se crea que estás diciéndolo mal. Esto me produce odio-placer en realidad.

Y sobre todo, odio el ir de listillo o listilla y encima hablar mal. Es mi mayor odio. Porque la humildad es básica y cada vez más escasa.

Académico, estos son mis odios en cuanto a los listillos.

Hay odios más comunes sobre expresiones que prometo publicar. Pero para no mezclar y no eternizarme.

¿Cuáles son los tuyos? ¿Y los vuestros?

Carmencita