Respuesta madrileña

Pregunta

Hola, Carmencita:

Me parece muy bien que hablemos de Madrid. Para mí es una de las mejores ciudades del mundo para vivir por la gente, el clima, las actividades, la marcha nocturna…Y me parece una idea genial homenajearla a través de sus palabras, algo que siempre dice mucho de una región. Voy una por una.

Cheli

Yo siempre he usado cheli para referirme al tipo de habla castiza y chula. Esta es la acepción que recoge el Diccionario de la RAE, pero el María Moliner también incluye la que se podría aplicar en tu caso, la que se refiere al joven que usa esta jerga.

Vermut-2009Vermú

Aunque el vermú se toma mucho en Madrid —yo conozco un sitio por la glorieta de Bilbao tipiquísimo— y pese a que su nombre procede del alemán (de Wermut, que significa ‘ajenjo’, uno de sus componentes), parece que es italiano en su origen moderno. No hay más que ver que las dos marcas más famosas son Martini y Cinzano, ambas italianas. De hecho, las dos marcas más conocidas de España no son de Madrid, sino de Cataluña: Miró e Yzaguirre. Según veo en la Wikipedia, el vermú que dice ser «de Madrid» es el Zarro. Yo no lo había visto nunca.

Recuerda, por cierto, que el plural es vermús y que también se acepta la forma vermut, cuyo plural es vermuts.

Debuti

Reconozco que yo uso mucho debuti. En el Diccionario solo vienen de buten y de bute. El diccionario Clave recoge también dabuten y dabuti. Yo siempre he dicho debuti. En Wikilengua se desmiente que la expresión pueda venir, como se dice por ahí, del vino Da Butti, que le gustaba mucho a Amadeo de Saboya. Por cierto, ¿sabías que Galdós o Valle-Inclán ya usaron da buten?

Castizo

De pequeño yo siempre había asociado castizo con Castilla y no con casta. Ah, y hablabas de Chamberí, pero la calle que ponen como ejemplo de castiza en la canción de Madrid es Alcalá, aunque un piropo retrechero lo sea más.

Keli

Un día dando clase un alumno me dijo de malas maneras que se había dejado los deberes en keli. En vez de ponerle mala nota, le dije que lo podía compensar si al día siguiente nos decía de dónde venía el uso de keli por casa. Creo que encontró que venía de la germanía, jerga de ladrones, rufianes y otra gente de mal vivir. Por cierto, tú lo has escrito con k; yo generalmente lo he visto con q: queli. Así viene, de hecho, en el Diccionario Clave y en el María Moliner.

Mazo

Sí. Yo tengo 31 y digo ¡Mola mazo! Aunque no se estudia en la Gramática de la RAE, la palabra mazo es muy interesante desde el punto de vista gramatical. Por ejemplo, se puede combinar con adjetivos con preposición de y sin ella: Es mazo (de) tonto. Con nombres es más común poner de: Había mazo de gente. Se parece así por un lado a palabras como bastante, pero por otro a palabras como mogollón. Se puede encontrar información sobre mazo y mogollón en este artículo.

2336306858_792e895aa8_zTeki (o tequi)

No sé si es de Madrid, pero sí he oído el uso de tequi para taxi. Nunca lo he usado.

Zarajos, gallinejas y entresijos

Gallinejas y entresijos no he tomado desde hace mucho. Zarajos, sí, pero en Cuenca, donde es también típico. Típico de Madrid tomo más cocido. Y a veces callos, aunque prefiero la oreja frita.oreja

Garito

Tampoco sé si es una palabra madrileña, pero desde luego yo la uso mucho. Es la palabra perfecta para referirse a ese bar de copas donde ponen música alta, pero que no llega a discoteca.

Chulo

La etimología que pones sobre la línea 8 de metro es el origen de la expresión más chulo que un 8, pero parece que la palabra chulo en sí, también usada en la germanía, procede del italiano ciullo ‘niño’, acortamiento de fanciullo. La palabra puede que te suene por el dueto de «O soave fanciulla» de La Bohème de Puccini.

En el diccionario de madrileñismos que dices veo también otras palabras que yo uso mucho como piba (o pibón), chupa, a pachas, tronco, gallumbos (gayumbos en el Diccionario) mini referido al vaso grande para bebersobar, qué movida (o, incluso, qué múvet) y canteo. Hay, en cambio, otras de la lista que no uso porque me parecen algo desfasadas: irse al sobre, bebercio o fetén. Tampoco uso bule para el autobús, pero sí he oído y usado alguna vez butu, y butero para el conductor. A saber de dónde lo habré sacado.

Luego hay otras expresiones que no sé si serán exclusivas de Madrid, pero también se oyen mucho como en plan, rollo en casos como Había rollo mil personas, flipar o cremita para referirse a algo muy apetecible. ¿También es madrileño llamar mapas a los surcos de sudor en los sobaquillos, a lo Camacho? No sé.

En fin, según veo, Carmencita, aunque yo no me considero demasiado adaptado a las tradiciones madrileñas —no había oído, por ejemplo, los nombres de las partes del traje de chulapo—, sí puedo decir que soy madrileño en la lengua y el habla, de los leístas de persona masculina a mucha honra y en plural, pero no laísta ni ejqueísta, que eso ya dijimos que era más del sur.

Para terminar cuento la etimología de chotis. 1280px-Madrid_-_Fiestas_de_San_Isidro_-_chulapos_-_20070515-06Resulta que chotis viene del alemán schottisch ‘escocés’ (al parecer porque cuando nació en Viena se dijo que venía de Escocia). No te debe extrañar que el baile popular de Madrid venga de fuera. También el mantón de Manila es una importación. Eso sí, la verbena, planta cuya flor parece que se solía llevar en la solapa a las fiestas populares y que, según esta teoría, dio por eso nombre a las verbenas como fiestas, sí es producto español.

Un abrazo mazo fuerte para todos,

El Académico

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Respuesta a Las cosas por su nombre

Pregunta

Hola, Carmencita:

El tema de los eufemismos es una cuestión peliaguda. Por suerte, yo tengo una opinión bastante clara al respecto: no hay que abusar de ellos. Siempre he pensado que en muchos casos los eufemismos no son más que un claro reflejo del respeto mal entendido que impera en nuestra sociedad, o, quizá, del intento de algunos de encubrir su desprecio o, al menos, su resquemor ante lo distinto.

Me explico. Los eufemismos, como su propio nombre indica (en griego eu es ‘bueno, bien’, como en eutanasia ‘buena muerte’, y femi es ‘hablar’), son una manera de hablar bien. Pero, si bien es cierto que en determinados casos como hablar de la muerte delante de un niño se puede recurrir a eufemismos y usar, por ejemplo, descansar en vez de morir, en otros el eufemismo es innecesario y no hace sino crear un innecesario trato especial hacia determinadas entidades a las que da la sensación que no se las puede llamar por su propio nombre. Hablo de muchos de los casos que tú mencionas como persona de color o tercera edad. No tiene sentido que palabras como negro o viejo se entiendan como ofensivas. Lo que se consigue al usar un eufemismo es dar la sensación de que ser negro o viejo es algo malo, algo a lo que no se puede llamar con su nombre, asemejando así a los viejos y a los negros a los seres cuyo nombre se consideraba una blasfemia (literalmente algo así como ‘habla ofensiva’) pronunciar.

No es lo mismo que ocurre en casos como maricón, por ejemplo. ¿Cuál es la diferencia? Entre otras cosas su origen. Mientras que maricón se creó ya como un insulto (como diminutivo despectivo de María, aplicado a hombres), negro es un término meramente descriptivo (quizá no del todo acertado, como tampoco puede serlo blanco) y viejo es un diminutivo cariñoso del latín vetus ‘viejo’.

Así, por mucho que haya hablantes que utilicen estos términos de manera insultante, estamos el resto de hablantes para contrarrestar este uso empleando estos términos de manera normal. Si cedemos, lo que haremos es dar la razón a los que insultan, asumiendo que el nombre normal de estas personas denota alguna tara que tienen, lo que convierte al término en un insulto. Es como si a alguien le da por insultarnos a los españoles llamándonos españoles. Posiblemente tengamos algunos defectos por los que se nos pueda insultar por el mero hecho de ser españoles, pero la palabra solo se convertirá en un insulto si la aceptamos como tal o nos ofendemos al oírla y, sobre todo, si asumiendo esto, buscamos un eufemismo que la sustituya.

Pero incluso en el caso de que asumiéramos que las palabras se pueden cargar naturalmente de rasgos semánticos negativos y que hay palabras que de verdad se han convertido en insultos, para las que, por tanto, es preciso usar un eufemismo —no hay que olvidar que los hispanohablantes hemos sido capaces de hacer hasta que la forma de tratamiento vos se convirtiera en insultante y agresiva—, creo que se podría buscar alguno mejor que hombre de color o tercera edad. O mejor que discapacitados auditivos, donde se indica innecesariamente que la sordera es una discapacidad, siendo, pues, más bien un disfemismo que un eufemismo. Con lo bonita que es la palabra sordo, del latín surdus, en su origen usada para referirse a los sonidos confusos y luego a los que lo escuchan todo así (con posible relación con absurdo, sí, pero también con susurro). Estoy seguro de que se pueden encontrar eufemismos mejores.

Como siempre, creo que inventos forzados de este tipo en la lengua, igual que en el caso el desdoblamiento de queridos y queridas amigos y amigas, lo que consiguen es hacer más incómoda la lengua, con fórmulas innecesarias y, en casos como este, encima cargar los nombres de determinadas personas y asuntos con discapacidades y aspectos negativos en los que muchos ni habíamos reparado o que en la mayoría de los casos ni nos parecen negativos. Que hay personas distintas y que cada uno tiene sus defectos está claro, pero no lo está que por ello unos sean peores que otros, como al final la necesidad de que para algunos haya que usar eufemismos parece sugerir. No se puede querer usar un eufemismo para viejo de la misma manera que se usa caca para no usar mierda (palabra que ya desde su origen protoindoeuropeo estaba relacionada con su hedor) porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.

En definitiva, no quiero decir, como espero que se vea, que haya que acabar con los eufemismos, pues hay muchos muy buenos, como córcholis, diantre, carape, caramba, concho, gilipichis, pasar a mejor vida, pito o pipí, pero sí que hay que usar eufemismos solo con aquello que lo requiera, y a todo lo demás llamarlo por su nombre sin miedo, Carmencita; que, si seguimos así, al final va a haber que buscar un eufemismo para la propia palabra eufemismo o incluso para referirse a los no eufemistas por lo malvados que a veces nos hacen parecer.

Y es que encima, después de todo, lo importante no es tanto cómo llamar a las cosas, sino cómo tratarlas. El respeto bien entendido no repara en términos, sino en acciones («Obras son amores y no buenas razones») y el continuo afán de remarcar las distinciones no ayuda en absoluto a meternos de una vez en la cabeza que el ser distintos no quiere decir que unos seamos peores que otros.

Para terminar, te dejo, Carmencita, una parte de mi segunda novela, en la que se ve que a veces ni un eufemismo basta para poder hablar de determinadas cosas:

—Ja, ja —saltó Mamut— pero ¿por qué decís pene?
—Je, je. Somos muy educados. Es como cuando a mí me salió un bulto ahí y se lo tenía que contar a mi madre y no sabía qué palabra utilizar, porque unas sonaban muy fuertes y otras, como pene, sonaban demasiado forzadas.
—Ja, ja. ¿Y cuál usaste al final?
—Creo que picha.
—Ja, ja, ja.

Como siempre, si tú o alguien, Carmencita, tenéis dudas, críticas o preguntas, comentad sin reparo, que en temas como este seguro que hay cuestiones que no habrán quedado claras ni habrán sido del gusto de todos. Y eso que no me he metido con los eufemismos que lo que hacen es ocultar algún aspecto de la realidad, como limpieza étnica por genocidio y otros que nos ponían en comentario, los cuales más que eufemismos son criptofemismos.

Un abrazo a todos,

El Académico

Palíndromos somordnílaP

Pregunta

Hola, Carmencita:

Yo de pequeño también tuve mi época de palíndromos. Siempre me impactó el clásico Dábale arroz a la zorrra el abad. Pero creo que cuando más me interesé por ellos fue precisamente cuando descubrí que la palabra reconocer era un palíndromo. Ahora los tengo un poco abandonados, pero puedo decir alguna cosa sobre ellos.

¿Qué son exactamente los palíndromos?

Son palabras o frases que se leen igual al derecho que al revés.

¿Por qué se llaman palíndromos?

La palabra palíndromo viene del griego pálin- ‘otra vez’ y dromos ‘carrera’. Así pues, un palíndromo sería el que se puede recorrer otra vez, como es el caso: una vez llegas al final puedes volver para atrás.

Con pálin– se forman otras palabras como la preciosa palimpsesto, que es como se llama a los manuscritos que tienen huellas de textos antiguos borrados, es decir a aquellos que han sido utilizados otra vez.

Con –dromo se forman nombres de recintos de carreras como hipódromo, canódromo o velódromo.

¿Qué diferencia hay con capicúa?

El significado de palíndromo no se diferencia del de capicúa (del catalán cap-i-cua ‘cabeza y cola’), así que no te sientas mal por haber usado este término. Lo que pasa es que capicúa se suele reservar para los números: 2002.

¿Hay muchos palíndromos?

No se sabe. De repente puede aparecer alguien que saque uno gigante. Hay, por ejemplo, uno de Ricardo Ochoa bastante largo en la Wikipedia:

«Adivina ya te opina, ya ni miles origina, ya ni cetro me domina, ya ni monarcas, a repaso ni mulato carreta, acaso nicotina, ya ni cita vecino, anima cocina, pedazo gallina, cedazo terso nos retoza de canilla goza, de pánico camina, ónice vaticina, ya ni tocino saca, a terracota luminosa pera, sacra nómina y ánimo de mortecina, ya ni giros elimina, ya ni poeta, ya ni vida».

Hay hasta un poema en gallego donde todos sus versos son palíndromos.

Yo mismo recuerdo que, estando de campamento en Vinuesa, saqué uno: Airosa yo voy a Soria. Pero luego vi que ya se le había ocurrido a alguien. Menos mal que ese mismo verano, inspirado por Asaka, el nombre del médico que tiene su consulta en el portal de nuestra casa, saqué otro que creo que a nadie más se le ha ocurrido: Yo, Asaka, sé reconocer esa casa hoy. Fallan algunas cosas, pero más o menos podría colar.

El otro día, Cris García-Tornel, en su interesantísima cuenta de Twitter, publicó algunas palabras que son palíndromos: sometemos, rayar, erigiré, erre, nadan, arañará, aviva, aérea, reconocer, radar, anilina, somos, rotor, salas. También salieron algunas frases como Adán no cede con Eva y Yavé no cede con nada o A ti no, bonita. Los mejores son los que, como este último, suenan naturales.

Desde luego que, si uno se pone, es bastante divertido (aunque algo frustrante) buscar alguno. Te invito a ti, Carmencita, y os invito a todos, a que lo intentéis, a ver qué os sale. No importa que sea uno cortito como la ruta natural. Por si os queréis inspirar, en la Wikipedia tenéis un montón, y en varias lenguas. Entre todos ellos podéis encontrar el famoso cuadrado Sator del latín, con el que termino:

Sator_Square_at_OppèdeSator Arepo tenet opera rotas
‘El sembrador Arepo guía con destreza las ruedas’

Un abrazo,

El Académico

 

 

Semana 3 de #gramatuits de 2016

Capicúas o palíndromos

Hola, Académico:

A raíz de una foto que me ha mandado mi compañera Paula (gracias Paula porque siempre estás pensando en qué enviarme) ha salido a la palestra un tema totalmente nuevo para mí.

Ingenua de mí, e ignorante también, los he llamado capicúas, cuando resulta que ya tenían nombre y ¡menudo nombre!

Al enseñar en la oficina esta imagen, otra compañera, Lara, me ha dicho: «eso es un palíndromo».

IMG-20160121-WA0008

Yo me he quedado alucinada y fascinada.

Y ahora, indagando, he visto que hay gente que los colecciona y ¡hay hasta concursos!

Académico, ¿qué sabes de esto?

Gracias como siempre,

 

Carmencita

Semana 9 de #gramatuits

Trucos para usar bien el Diccionario

Pregunta

Hola, Carmencita:

Sí, se ha armado un gran revuelo por la noticia de la supuestamente alocada inclusión por parte de la RAE de palabras como almóndiga o asín en su Diccionario. El revuelo estaría justificado si no fuera, entre otras cosas, porque muchas de las palabras de la lista ya estaban en el Diccionario desde hace tiempo, como almóndiga, sin ir más lejos, que aparecía ya en 1726 en el Diccionario de autoridades (el primero de la Academia), o porque algunas de estas palabras tienen en su entrada la marca de desus. o vulg., que indica que ya no se usan o que se consideran vulgares, por lo que son desaconsejables. Con objeto de evitar que noticias falaces como la que me indicas puedan desmontar tu autoestima lingüística, te presento aquí algunas cuestiones para ayudarte a entender por qué se equivocan los redactores de la noticia.

 1. No todo lo que está en el Diccionario «se puede decir»

El propio titular de la noticia («Ya se puede decir almóndiga, toballa y asín») es erróneo. Al margen de que estas palabras ya estaban en el Diccionario desde hace tiempo (almóndiga en 1726, toballa en 1739 y asín en 1770), que estén no quiere decir que se puedan decir, sino que forman parte de nuestra lengua y que han tenido un uso considerable. Pero es necesario fijarse en las marcas que acompañan a las palabras porque puede ser que ya no se usen o que se consideren vulgares y que, por tanto, no se recomiende usarlas.

2. Las marcas que acompañan a las palabras son fundamentales para entender cómo usarlas

Por estar abreviadas y a los lados parece que las marcas no son importantes, pero lo son para evitar caer en falsas suposiciones. Por eso es necesario saber lo que significa la abreviatura y lo que su presencia implica. Para lo primero basta con posar el cursor sobre la abreviatura y esta aparecerá desarrollada:

toballa

Para lo segundo, el sentido común es suficiente, pero si dudas puedes encontrar una explicación aquí.

De esta manera, podrás distinguir palabras como madalena, que no lleva ninguna marca y, por tanto, no se considera vulgar, sino una variante de magdalena (al fin y al cabo el nombre del bollo parece venir del francés madeleine, sin g), distinguirla, digo, de palabras como asín, culamen dotor, consideradas vulgares; también distinguirás otubre de setiembre, la primera desusada, la segunda variante aceptada de septiembre, y sabrás que palabras como toballa (y algunas peores aún como connosco ‘con nosotros’ o desdel ‘desde el’), aunque están en el Diccionario, ya no se usan.

3. No todo lo que existe está en el Diccionario

Un error común es suponer que una palabra no existe porque no está en el Diccionario. Si la has oído es porque existe. Que no esté en el Diccionario puede deberse a muchos motivos: a que su uso esté muy restringido, a que sea una mala pronunciación de otra palabra, a que sea un neologismo con pocos años de vida, a que sea una palabra muy técnica o a que sea una palabra de significado fácilmente deducible. Así, por ejemplo, repanfinflar, no se recoge porque es una mala pronunciación no suficientemente extendida de la correcta refanfinflar, wasapear es demasiado nueva y desafortunadamente tiene un significado que se puede deducir a partir de desafortunado. Incluso hay formas que ya se aconsejan, pero que aún no se han incluido en el Diccionario porque hay que esperar a ver si cuajan, como wiski.

Aun así, como es lógico, hay cosas que sorprenden, como que aparezca asín, pero no alante (palabra que, como ya dije, para algunos hasta tiene su propio significado, distinto de adelante), o que estén tuit y tuitear, pero no wasap/wásap y wasapear (hay, eso sí, un curioso guasabear cubano para ‘intercambiar bromas o chistes’). ¿Será porque Twitter es dos años mayor que WhatsApp?

4. Para saber más sobre el uso de las palabras se puede consultar el DPD o la Fundéu

Hay veces que la información del Diccionario puede no satisfacerte. Por ejemplo, habrás pensado que es raro que setiembre se acepte. En esos casos se puede acudir a otros sitios más especializados en recomendaciones del español, como el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) o la Fundéu. Si ponemos «setiembre fundeu» en Google, la primera página que nos sale nos lleva a esta información, que satisfará a más de uno:

setiembre fundeu

También, por ejemplo, chocará saber que, de acuerdo con el Diccionario, arremangar se considera una variante correcta de remangar. Pero es que si consultamos el DPD vemos que dice lo mismo:

remangar

Como ves, tanto el DPD como la Fundéu son muy útiles para profundizar y confirmar. Lo malo es que a veces no explican en profundidad las razones por las que algo no se debe decir. Pero para eso está Gramática para Carmencita.

Con el DPD hay que tener cuidado, por cierto, porque es de 2005 y algunas cosas han cambiado.

5. El Diccionario incluye americanismos

Aunque hay un muy útil diccionario dedicado exclusivamente a los americanismos, el Diccionario recoge también muchos. Se reconocen porque llevan la marca Am., si la voz es de uso general en el continente, o una marca con el país en concreto (Ec. de Ecuador, por ejemplo).

Así, la adaptación bluyín (de blue jeans) se usa allí, como fútbol (de foot-ball). También jonrón por home run, por ejemplo. Ambas voces contienen la marca Am. en su entrada:

bluyín

Que bluyín se usa se puede ver en el CREA, una recopilación de textos recientes en español muy útil, que permite búsquedas de este tipo:

bluyín crea

Pero que bluyín aparezca en el Diccionario no quiere decir que ahora en España tengamos que usarla.

Y es que, aunque cuesta, hay que meterse en la cabeza que el español lo usa mucha gente de fuera de España, hasta el punto de que, como se ve aquí, España es el tercer país en número de hispanohablantes (después de México y Colombia), muy cerca de Argentina y Estados Unidos.

6. Las palabras desusadas siguen apareciendo porque hay gente que lee libros antiguos

Aunque hay diccionarios especializados, a los que leen obras antiguas, que los hay, y muchos, les viene muy bien tener las palabras que leen en esas obras también en el Diccionario general.

7. Para saber desde cuándo forma parte del Diccionario una palabra puedes consultar el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española.

Probablemente te preguntes cómo sé cuándo almóndiga, por ejemplo, entró en el Diccionario. No es que los lingüistas seamos más listos ni que nos pongamos a consultar diccionarios como locos ni mucho menos que nos los sepamos de memoria, pero sí conocemos más herramientas de búsqueda, las cuales, a veces nos cuesta desvelar para mantener la exclusiva indebidamente. En este caso basta con ir al Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española, pinchar en la lupita y poner la palabra que quieras buscar, lo cual te llevará a esto:

almóndiga nttle

Aquí se ven algunos de los diccionarios (no solo de la RAE) en los que ha aparecido la palabra almóndiga. El enlace en la palabra nos lleva al diccionario en cuestión. Por ejemplo, pinchando en la primera, se llega aquí:

almóndiga diccio

Gracias a esto, no solo se sabe cuándo se incluyó la palabra, sino también lo que significaba.

Y con esto creo que es suficiente. Yo creo que con todos estos trucos y herramientas, Carmencita, ya estás preparada para usar de forma correcta el Diccionario y que los informadores desinformados no te vuelvan a amedrentar. Ya ves que el Diccionario, como cualquier otra herramienta, tiene instrucciones, que, si se desconocen, pueden llevar a usarlo e interpretarlo mal, como les ha ocurrido en el artículo, donde el desconocimiento les ha hecho meter en el mismo saco palabras de distinto tipo (americanismos, vulgarismos, palabras desusadas…) y considerarlas como palabras que la RAE ha metido nuevas y que acepta como correctas, con la consecuentemente injustificada crítica a la Academia, la cual, aunque se equivoca a veces, desde luego no lo hace de una manera tan evidente.

Como siempre, Carmencita, si te queda alguna duda, no tienes más que preguntarme. Y lo mismo cualquier interesado.

Un abrazo.
El Académico

Semana 1 de #gramatuits

Lunes

 

Martes

 

Miércoles

 

Jueves

¿Cañear?

¿Se puede decir cañear en el sentido de ir de cañas?

Está en el Diccionario de la RAE. Además, como se dice en la Gramática, los verbos en -ear pueden indicar una actividad relacionada con el nombre sobre el que se forman. Aunque no se menciona cañear, sí se hace referencia a cervecear, para tomar cervezas, usado en algunas partes de América.

Mis odios parte I: Los listillos

Hola, Académico:

Entre la entrevista y la euforia… Te tengo abandonado.

He decidido escribir sobre uno de mis grandes odios en lo que a ‘hablar y gramática’ se refiere.

Voy a emular a los blogueros de moda que siempre publican una entrada sobre ‘odio cuando….’

Pues aquí van los míos y todos giran alrededor de los listillos de la lengua.

Odio cuando alguien te mira mal porque has dicho imprimido. Puedo leer cómo está pensando: ‘Se dice impreso… ¡tonta!’.

Odio la gente que utiliza latinismos y los emplea mal. Si no estás seguro, no los uses. Menos es más.

El caso más típico de ir de listillo y en el que se evidencia el peor ego (y ya de paso falta de cultura) es Motu proprio. No es De motu propio (en este caso solo se ha acertado con el motu), no es tampoco Motu propio. Te has aproximado más y la cara del listillo de turno es victoriosa. Pero sigue estando mal.

Si no lo sabes emplear, no lo uses. No es necesario.

Odio cuando dices anduve y la gente te mira mal e incluso te pone caras de: ¿En serio dices anduve? ¡Qué pedante!

Odio la gente que dice tresgiversar… Y muchos son periodistas. No digo más.

Odio leer los días y los meses con la inicial en mayúscula. ¿Nos vemos el Viernes? ¿Te vas en Julio de vacaciones? Estamos en España y no se escriben así.

Odio cuando la gente habla en otro idioma bien sea para dárselas de listillo bien sea para contar algo ‘secreto’ (uhhh, secreto). Lo primero cada vez es más común e inevitable y muchas veces la gente lo hace sin darse cuenta. Lo segundo cuando es para que los demás no se enteren, es de mala educación y además… salvo que hables en suajili, es muy probable que la gente se entere porque inglés ya habla mucha gente, francés aussi y chinos hay por todos lados.

Odio decir una palabra bien o una expresión culta y que la gente encima se crea que estás diciéndolo mal. Esto me produce odio-placer en realidad.

Y sobre todo, odio el ir de listillo o listilla y encima hablar mal. Es mi mayor odio. Porque la humildad es básica y cada vez más escasa.

Académico, estos son mis odios en cuanto a los listillos.

Hay odios más comunes sobre expresiones que prometo publicar. Pero para no mezclar y no eternizarme.

¿Cuáles son los tuyos? ¿Y los vuestros?

Carmencita