Semana 3 de #gramatuits de 2016

Trucos para usar bien el Diccionario

Pregunta

Hola, Carmencita:

Sí, se ha armado un gran revuelo por la noticia de la supuestamente alocada inclusión por parte de la RAE de palabras como almóndiga o asín en su Diccionario. El revuelo estaría justificado si no fuera, entre otras cosas, porque muchas de las palabras de la lista ya estaban en el Diccionario desde hace tiempo, como almóndiga, sin ir más lejos, que aparecía ya en 1726 en el Diccionario de autoridades (el primero de la Academia), o porque algunas de estas palabras tienen en su entrada la marca de desus. o vulg., que indica que ya no se usan o que se consideran vulgares, por lo que son desaconsejables. Con objeto de evitar que noticias falaces como la que me indicas puedan desmontar tu autoestima lingüística, te presento aquí algunas cuestiones para ayudarte a entender por qué se equivocan los redactores de la noticia.

 1. No todo lo que está en el Diccionario «se puede decir»

El propio titular de la noticia («Ya se puede decir almóndiga, toballa y asín») es erróneo. Al margen de que estas palabras ya estaban en el Diccionario desde hace tiempo (almóndiga en 1726, toballa en 1739 y asín en 1770), que estén no quiere decir que se puedan decir, sino que forman parte de nuestra lengua y que han tenido un uso considerable. Pero es necesario fijarse en las marcas que acompañan a las palabras porque puede ser que ya no se usen o que se consideren vulgares y que, por tanto, no se recomiende usarlas.

2. Las marcas que acompañan a las palabras son fundamentales para entender cómo usarlas

Por estar abreviadas y a los lados parece que las marcas no son importantes, pero lo son para evitar caer en falsas suposiciones. Por eso es necesario saber lo que significa la abreviatura y lo que su presencia implica. Para lo primero basta con posar el cursor sobre la abreviatura y esta aparecerá desarrollada:

toballa

Para lo segundo, el sentido común es suficiente, pero si dudas puedes encontrar una explicación aquí.

De esta manera, podrás distinguir palabras como madalena, que no lleva ninguna marca y, por tanto, no se considera vulgar, sino una variante de magdalena (al fin y al cabo el nombre del bollo parece venir del francés madeleine, sin g), distinguirla, digo, de palabras como asín, culamen dotor, consideradas vulgares; también distinguirás otubre de setiembre, la primera desusada, la segunda variante aceptada de septiembre, y sabrás que palabras como toballa (y algunas peores aún como connosco ‘con nosotros’ o desdel ‘desde el’), aunque están en el Diccionario, ya no se usan.

3. No todo lo que existe está en el Diccionario

Un error común es suponer que una palabra no existe porque no está en el Diccionario. Si la has oído es porque existe. Que no esté en el Diccionario puede deberse a muchos motivos: a que su uso esté muy restringido, a que sea una mala pronunciación de otra palabra, a que sea un neologismo con pocos años de vida, a que sea una palabra muy técnica o a que sea una palabra de significado fácilmente deducible. Así, por ejemplo, repanfinflar, no se recoge porque es una mala pronunciación no suficientemente extendida de la correcta refanfinflar, wasapear es demasiado nueva y desafortunadamente tiene un significado que se puede deducir a partir de desafortunado. Incluso hay formas que ya se aconsejan, pero que aún no se han incluido en el Diccionario porque hay que esperar a ver si cuajan, como wiski.

Aun así, como es lógico, hay cosas que sorprenden, como que aparezca asín, pero no alante (palabra que, como ya dije, para algunos hasta tiene su propio significado, distinto de adelante), o que estén tuit y tuitear, pero no wasap/wásap y wasapear (hay, eso sí, un curioso guasabear cubano para ‘intercambiar bromas o chistes’). ¿Será porque Twitter es dos años mayor que WhatsApp?

4. Para saber más sobre el uso de las palabras se puede consultar el DPD o la Fundéu

Hay veces que la información del Diccionario puede no satisfacerte. Por ejemplo, habrás pensado que es raro que setiembre se acepte. En esos casos se puede acudir a otros sitios más especializados en recomendaciones del español, como el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) o la Fundéu. Si ponemos «setiembre fundeu» en Google, la primera página que nos sale nos lleva a esta información, que satisfará a más de uno:

setiembre fundeu

También, por ejemplo, chocará saber que, de acuerdo con el Diccionario, arremangar se considera una variante correcta de remangar. Pero es que si consultamos el DPD vemos que dice lo mismo:

remangar

Como ves, tanto el DPD como la Fundéu son muy útiles para profundizar y confirmar. Lo malo es que a veces no explican en profundidad las razones por las que algo no se debe decir. Pero para eso está Gramática para Carmencita.

Con el DPD hay que tener cuidado, por cierto, porque es de 2005 y algunas cosas han cambiado.

5. El Diccionario incluye americanismos

Aunque hay un muy útil diccionario dedicado exclusivamente a los americanismos, el Diccionario recoge también muchos. Se reconocen porque llevan la marca Am., si la voz es de uso general en el continente, o una marca con el país en concreto (Ec. de Ecuador, por ejemplo).

Así, la adaptación bluyín (de blue jeans) se usa allí, como fútbol (de foot-ball). También jonrón por home run, por ejemplo. Ambas voces contienen la marca Am. en su entrada:

bluyín

Que bluyín se usa se puede ver en el CREA, una recopilación de textos recientes en español muy útil, que permite búsquedas de este tipo:

bluyín crea

Pero que bluyín aparezca en el Diccionario no quiere decir que ahora en España tengamos que usarla.

Y es que, aunque cuesta, hay que meterse en la cabeza que el español lo usa mucha gente de fuera de España, hasta el punto de que, como se ve aquí, España es el tercer país en número de hispanohablantes (después de México y Colombia), muy cerca de Argentina y Estados Unidos.

6. Las palabras desusadas siguen apareciendo porque hay gente que lee libros antiguos

Aunque hay diccionarios especializados, a los que leen obras antiguas, que los hay, y muchos, les viene muy bien tener las palabras que leen en esas obras también en el Diccionario general.

7. Para saber desde cuándo forma parte del Diccionario una palabra puedes consultar el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española.

Probablemente te preguntes cómo sé cuándo almóndiga, por ejemplo, entró en el Diccionario. No es que los lingüistas seamos más listos ni que nos pongamos a consultar diccionarios como locos ni mucho menos que nos los sepamos de memoria, pero sí conocemos más herramientas de búsqueda, las cuales, a veces nos cuesta desvelar para mantener la exclusiva indebidamente. En este caso basta con ir al Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española, pinchar en la lupita y poner la palabra que quieras buscar, lo cual te llevará a esto:

almóndiga nttle

Aquí se ven algunos de los diccionarios (no solo de la RAE) en los que ha aparecido la palabra almóndiga. El enlace en la palabra nos lleva al diccionario en cuestión. Por ejemplo, pinchando en la primera, se llega aquí:

almóndiga diccio

Gracias a esto, no solo se sabe cuándo se incluyó la palabra, sino también lo que significaba.

Y con esto creo que es suficiente. Yo creo que con todos estos trucos y herramientas, Carmencita, ya estás preparada para usar de forma correcta el Diccionario y que los informadores desinformados no te vuelvan a amedrentar. Ya ves que el Diccionario, como cualquier otra herramienta, tiene instrucciones, que, si se desconocen, pueden llevar a usarlo e interpretarlo mal, como les ha ocurrido en el artículo, donde el desconocimiento les ha hecho meter en el mismo saco palabras de distinto tipo (americanismos, vulgarismos, palabras desusadas…) y considerarlas como palabras que la RAE ha metido nuevas y que acepta como correctas, con la consecuentemente injustificada crítica a la Academia, la cual, aunque se equivoca a veces, desde luego no lo hace de una manera tan evidente.

Como siempre, Carmencita, si te queda alguna duda, no tienes más que preguntarme. Y lo mismo cualquier interesado.

Un abrazo.
El Académico